Cocinar puede ser una labor sumamente peligrosa.
Para preparar el muy sabroso pez fugu, los cocineros nipones deben superar un riguroso examen oficial que culmina con la ingesta por el aspirante del pez que él mismo ha cocinado. No es un reto de poca monta. Además de suculento, el fugu es venenosísio: si se prepara de modo incorrecto los comensales pueden ingresar en la otra vida llevándose al pececito de la aleta.
Comparado con eso, desmenuzar guindillas con la mano para preparar una salsa es tarea de escaso riesgo. Recomiendo, sin embrago, realizar la labor con gafas o, en su defecto, lavarse muy bien las manos antes de quitarse las lentillas.
Mami, pupa.
5 comentarios:
Ayyyyyy
No puede estar tan bueno el pez fugu como para que merezca la pena jugarse la vida por comerlo.
En cuanto a las lentillas, ayayay
Nunca se deja de aprender, eh?
Es lo que tiene no deconstruir las guindillas previamente
Suri:
Ay, sí.
Anónimo 1:
Seguro que sabe a pollo.
Anónimo 2:
Jamás.
Petete:
Mea culpa
Publicar un comentario