En agosto de 1904, las tropas del mayor inglés Sir Francis Edward Younghusband ocuparon Lhasa, la capital del Tíbet. Los británicos quedaron perplejos con la reacción de la población local. A pesar de haber sufrido una sangrienta y feroz campaña, los tibetanos formaban filas alrededor de los soldados y los aplaudían con estruendo. No se trataba, con todo, de una muestra de cariño. La población ocupada recurría al metodo tradicional para ahuyentar a los malos espíritus: chocar violentamente las palmas y asustar al demonio con el escándalo.
Nuestro amado líder circunflejo debiera tomar nota de la anécdota. Para aliviar el mal trago y ahorrarse los abucheos, es inútil alejar las tribunas. Si desea una ducha de aplausos es mejor que envie a la legión a patearse el Tíbet.
La cabra, que tira como tal al monte, de seguro se lo agradecerá.
3 comentarios:
Las cosas como son.
El desfile era un poco rollo. Pero desde que la gente (por supuesto de ultraderecha rancia y cavernaria, faltaría más) acude para pitar al Amado Líder el evento está teniendo su gracia.
Si el próximo año todavía sigue ZP creo que voy a ir allí a pitar un poquito también, que es bueno para los pulmones y para el espíritu.
¿Se fijaron en lo lustroso de las barbas de la mascota* de la Legión?
¿Tendrá algo que ver el acicalado con la Excma. Sra. Chacón?
*Digo mascota, decir cabra no sería correcto, lleva barbas, si lleva barbas es... No querría ensuciarle el blog con mi lengua.
¿Por cierto, desde el ministerio de IgualDa, propondrán a las señoras dejarse barbas y pelos como signo de igualdad?
Suenan ustedes muy cavernarios... ¿no serán ultraderechistas peligrosos de esos?
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