domingo, octubre 03, 2010

Esperando a Vespasiano.


El año 69 de nuestra era fue un año convulso en el Imperio Romano. Con Nerón difunto por una indigestión de espada, los más prestigiosos generales de Roma discutían civilizadamente quién debía heredar el trono. A grandes rasgos:

Cuando Cayo Julio Víndex, gobernador de la Galia Lugdunense, proclamó emperador a Servio Sulpicio Galba, Lucio Verginio Rufo, comandante de las legiones germánicas, se molestó bastante y apioló al gobernador franchute. Franceses y alemanes, es bien sabido, nunca se llevaron bien.

Una vez coronado, Galba destituyó de inmediato al tal Verginio. Los legionarios del Rin, ofendidos por la destitución de su paisano, proclamaron emperador a su sustituto, el codicioso Aulo Vitelio y marcharon sobre Roma.

Entre que los boches llegaban a Italia, un ambicioso romano, Marco Salvio Otón, liquidó al bueno de Galba y se encaramó al trono. Poco le duró la gloria al amigo Marco Salvio. Cuando los alemanes llegaron y machacaron su ejército, no le quedó más alternativa que un discreto suicidio.

No crean, por eso, que Vitelio pudo reinar tranquilo. Cuando todo parecía estar en calma apareció desde oriente el general Tito Flavio Vespasiano y, aprovechándose del cansancio de sus rivales, se traspasó el chiringuito casi sin oposición.

¿Saben por qué les cuento esto? Porque estoy siguiendo las primarias del PSM y todavía no esta claro quien va a hacer el papel de Aulo Vitelio. Lo que sí que tengo muy claro, es que, gane quien gane, le está esperando Vespasiano.

4 comentarios:

Babunita dijo...

Lástima que nuestros políticos actuales no tengan un sentido de la discreción similar al de los romanos...

Efe dijo...

Genial post, joven. Eso sí, me pica la curiosidad por saber quién hace de Vespasiano en el remake madrileño...

Achab dijo...

Babunita:

Lástima, sí.

Efe Morningstar:

Pues si no le liquida alguien del partido ya lo harán los del otro, descuide.

Be dijo...

Muy grande, pequeño, muy grande! Muá.