Ayer, con tanto elucubrar sobre la legislación que sanciona las bofetadas, me acordé de una sabrosa anécdota latina. La cuenta Aulo Gelio en sus Noctes Atticae y, si bien no incluye discriminación sexual alguna, sí que es rica en bofetones y sus penas.
Una antiquísima ley romana recogida en las Doce Tablas establecía que aquel que golpease a un hombre libre sin causarle lesión quedaría obligado a pagarle veinticinco ases en compensación de su ofensa. La norma parecía muy lógica, sensata y atinada, pero tenía un defecto. Veinticinco ases podían ser una pasta para un pescadero de la Subura, pero, para un nabab malintencionado, la norma inauguraba una barra libre de mojicones.
Un tal Lucio Veratio, acaudalado patricio, tenía por costumbre pasearse por Roma abofeteando a cuanto ciudadano se cruzaba en su camino. Un esclavo que le seguía entregaba de inmediato al ofendido las veinticinco monedas de la multa. Para evitar que alguien le devolviera las monedas y el pescozón, un par de fornidos matones cerraban la comitiva.
Reflexiona el autor:
- "Quis enim erit tam inops, quem ab iniuriae faciendae libidine viginti quinque asses deterreant?";
que, en libre traducción, significa:
-"¿Quién se negaría a tal precio el gustazo de cometer la injuria?"
Lucio Veratio, desde luego no. Aulo Gelio, por el tono de chufla con que lo cuenta, es muy posible que tampoco.
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jueves, mayo 15, 2008
Veinticinco Ases
Categorías: anecdotario, bofetadas, delitos y faltas, historietas históricas, latín, literatura, Roma
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5 comentarios:
La cosa sigue siendo mas o menos igual.
Tengo un compañero de trabajo, brutote, bacalaero y broncas por igual, que en una ocasion le condenaron por atizarle a todo un sr juez (No de servicio, sino en una rotonda y tras tener un encontronazo viario sin mucha importancia) a tan solo 450.000 pesetas de multa.
Desde entonces su frase mas habitual es:
Me costará una extra, pero el gustazo que me voy a dar...
La historia SIEMPRE se repite.
Esa misma historia me la contó mi profesor de Romano de la carrera, pero matizando que al principio 25 ases eran una pasta gnasa, pero con la variación del valor de la moneda, pasó a ser una bagatela...
Yo, ahora mismo pagaría esos 25 ases y 14 sotas por salir impune de repartir hostias a diestro y siniestro.
Me iba a gastar un pastizal, pero chico, me iba a quedar tan relajado, tan sereno, tan en paz con el universo... Achab, hijo, tú que sabes de todo esto: échame la cuenta para tumbar a toda la oficina y a diecisiete de fuera, porfa.
Vampi:
Sólo las partes chuscas, las buenas prescriben.
Anónimo:
La inflación terminó de estropearlo, pero para los ricos 25ases nunca fueron demasiado.
Wardog:
COn lo devaluado que está el sestercio, que son dieciséis ases, yo creo que con 20 euros te llega.
Iba a comentar que la misma historia nos contó el profe de Romano en la facultad, pero se me han adelantado.
Es un placer leer su blog.
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