Observando el comportamiento de nuestros gobernantes llegué, hace tiempo, a una conclusión. En el palacio de La Moncloa habitan duendes. Conforme se instala un nuevo inquilino, los entremetidos endriagos se deslizan junto a la almohada presidencial para repetir sin tregua:
- ¡Qué bueno y qué sabio eres, perillán! ¡Todito todito lo haces bien!
Con el tiempo -que va de los seis meses a los cinco años- el halagado se lo acaba por creer. Sucedió con Felipe, pasó con Josemari y ocurre ahora con Pepe Luis. Visto lo visto, uno ya espera que, pasado un tiempo, el vencedor de unas generales empiece a comportarse cual si fuera un infalible enviado de los dioses.
Ahora, que lo haga también el derrotado, eso sí que es marca de gran originalidad.
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2 comentarios:
pero Capitán ¿por qué no se me mete usted a consejero áulico de mercaderes políticos?
coño!
si no tiene más que dar la dirección de tan chulo blog.
Jody Dito
PD; me temo que esté algo pesado ¿no hay muchos comentarios mios?
No hombre, siempre se agradece que alguien diga algo. Los escritos sin comentarios deprimen al escritor.
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