Una de las ventajas de reunir a la familia en Nochebuena es que, indefectiblemente, alguien disparará la lengua y ya tendré escrito el articulito de Navidad.
Este año, debo agradecerle el favor a mi primito de once años. Estábamos comentando en la mesa los muy vistosos éxitos profesionales del hermano de mi madre, cuando el arrapiezo consideró necesario solicitar una precisión:
- ¿Entonces el tío es una persona importante?
- Pues sí, se puede decir que sí.
El chaval procesa la información, nos pasa revista con la mirada y sentencia con su mejor voz de predicador impúber:
- ¡Aprended de él, tíos secundarios!
Por lo menos este año no me ha tocado a mí: las navidades pasadas me preguntó cuándo iba a convertirme en un ciudadano productivo y encontrar empleo.
3 comentarios:
Prepárense entonces para cuando el niño pueda beber y se le desate la lengua con el Moët Chandon.
No puede ser mucho peor.
Vaya joya el elemento este...amputadle la lengua ahora que podéis con él..
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