¿Se acuerdan de mi curso de francés para millonarios? ¿El de las comilonas con bogavante y champán en el nivel dos? ¿El de las joyas para la amante en el nivel cinco? ¿El de los lujoso yates en el nivel siete? Pues bien, tan descabalados dispendios nos han pasado factura.
El nivel diez comienza cuando un policía francés te arresta por conducir, más borracho que un ruso en año nuevo, una furgoneta cargada de cazadoras turcas de imitación introducidas de matute por la frontera italiana.
Menos mal que no existe un nivel undécimo. Lo del bogavante tenía una utilidad limitada pero, al menos, estimulaba la imaginación y el apetito. Francamente, yo no tengo ningún interés en aprender la jerga carcelaria que se usa en la Guayana Francesa.
domingo, diciembre 27, 2009
La récession
Categorías: crimen y castigo, idiomas, yo mismo y mi circunstancia
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5 comentarios:
Ya, es prodente quedarse en el nivel 9, desde luego.
Saludos
Entrada tras entrada se confirma que tendrían que prohibir ese curso de francés que estás haciendo. De nuevo: librería Pasajes, en Alonso Martínez. (Prometo que no me pagan comisión).
Pues me pienso comprar el de alemán, hala.
Lo tuyo no tiene perdón.
No me seas sosa, pequeña judía, estos cursos son lo más divertido desde que s einventó el guiñol.
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