Hace unos cuantos años -más de los que le gustaría admitir a mi declinante juventud- triunfaba en las verbenas de pueblo una canción titulada "El Tractor Amarillo". El protagonista, un simpático mozo rural, pretendía impresionar a su novia conduciendo un flamante tractor del color de los limones. La tonada no detallaba el éxito de la medida, pero cabe pensar que fuera escaso. Las mujeres de hoy no son tan partidarias de los alardes agropecuarios como lo eran sus antepasadas.
Un completo estudio genético ha revelado el origen doble de los europeos contemporáneos. Por parte de madre, estaríamos emparentados con los cazadores-recolectores que apiolaban mamuts en el paleolítico. La herencia paterna apunta a una emigración más reciente con origen en el Mediterráneo oriental.
La inferencia es muy clara: los agricultores neolíticos se presentaron en Europa con su tractor amarillo y se llevaron de calle a las mozas del pueblo para desgracia del humano local.
¡Tiene mérito el buen ojo de nuestras abuelas! La versión neolítica del tractor amarillo era un palo gordo para excavar la tierra y sólo se fabricaba en color marrón.
4 comentarios:
Ha debido haber una mutación. Que se lo pregunten a los de Plan o a los que van al "Granjero busca esposa" de cuatro.
Mi abuela sí tiene buen ojo...ya sabes lo que opina de ti...jejeje, C.
Suri:
No sé, tengo la tele medio abandonada.
C:
Tu abuela mola mil.
Bonita conclusión a partir de un poco de teoría prehistórica y un hit veraniego... Por Dios, Capi, no sigáis por esta línea que os veo relacionando la barbacoa de Georgi Dann con el Barroco..
Besitos
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