lunes, febrero 01, 2010

De lo que se come se cría

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, es muy partidaria de zampar gorrino. No se retuerzan el magín con las metáforas ni piensen mal del señor Néstor Kirchner -de Fernández- que aquí todo es literal. La buena señora se arrimó a un micrófono el pasado jueves para largar una curiosa apología del cerdo:

"Yo soy fanática de la carne de cerdo y no lo digo para quedar bien o para hacerme de propaganda de nada. [...] Me acabo de enterar de un dato que yo desconocía y que es que la ingesta de cerdo mejora la actividad sexual. No es un dato menor. Además es mucho más gratificante comerse un cerdito a la parrilla que tomar Viagra."
.



Entró después en los detalles de un cochinillo a la brasa que el matrimonio se zampó en Calafate y en los deseables efectos que el gorrino emparrillado obró en el vigor de su marido, pero esa glosa me la guardo que luego me cuelgan dos rombos en la esquina superior de la bitácora.

A lo que íbamos. El efecto afrodisíaco del marrano frito es cosa que desconozco por completo. Es más, yo me pongo a rebuscar banquetazos de ibérico en la memoria y tras ellos me salen más siestas que desenfrenos amatorios. Dicen, con todo, que de lo que se come se cría y el guarro es animal de notable rijo, así que es posible que doña Cristina tenga razón.

Lo de comparar un cerdito a la parrila con una pastilla de Viagra, me ha parecido, sin embargo, tendencioso, falaz y demagógico. No es justo comparar una píldora solitaria con un cerdito a la parrilla. La primera está fría, solitaria y triste; el segundo crujiente, humeante y con guarnición. No son casos equivalentes. ¿Acaso no sería más gratificante comerse una Viagra asada con patatitas que un cochinillo crudo recién sacado del congelador?

¡Políticos! Ni comiendo cochinillo te dejan bajar la guardia.

7 comentarios:

si, bwana dijo...

Es una pena que las piernas del guarro, colgadas y salpimentadas, no tengan el mismo efecto. Coincido con Vd. en que suelen conducir a un sueño reparador, en vez de a otras actividades más prosaicas.
Probaré el sistema de la parrilla, a ver si es cierto lo que dice tan ilustrada señora.

Gato dijo...

Pues a mí comer bien me pone de buen humor y receptiva. No es la versión atlética la que se desarrolla después de un cochinillo, pero uno puede aprovechar ya que está por agradarse los sentidos, :P

dehm dijo...

Los empresarios del vacuno en Argentina ya tienen otro motivo para amar a su presidenta :-)

Cattz dijo...

¡¡Cochinillo!! Yo creo que no estaría para gran cosa, suelo ponerme tan morada que aparte de rodar no me sale más.

T dijo...

A propósito de esto, leí el sábado que Mrs. Thatcher, antes de tomar posesión como 'Premier' británica, se sometió a una draconiana dieta que consistía en ingerir una barbaridad de huevos a la semana. Y nadie duda de que una vez que se instaló en el 10 de Downing St. 'le echó muchos huevos'.

Achab dijo...

Bwana, Gato, Cattz:

Nada, cuestión de organizar una cata con parejas/os/us y ver qué pasa.

Petete:

Si es adorable...

T:

Como en la "leyenda del indomable".

Rocco dijo...

El cerdo a la parrilla es ciertamente más sabroso que la píldora Viagra y puede funcionar como afrodisíaco para ambas partes. Pero, ¿por qué no tomar Viagra después del cerdo a la parrilla? Sin embargo, el efecto de Viagra después de la comida grasosa se retrasará, por lo que es mejor tomar Viagra Súper Active, que es más sabroso que la píldora Viagra normal y su efecto no se retrasa al digerir las comidas grasas.