Las ardillas son animales ahorrativos y previsores. En vez de empapuzarse de inmediato con los frutos que recolectan, estos inversores peludos acumulan bajo el suelo una generosa porción de los mismos. El plan roedor de pensiones tiene, con todo, un fallo muy grande: las ardillas son incapaces de memorizar dónde entierran la cosecha y dependen de su olfato para recuperar el condumio. Consecuencia lógica de semejante desorden es el extravío de muchos frutos.
Pero no todo son malas noticias para el simpático roedor desmemoriado. Las semillas olvidadas tienen muchas posibilidades de germinar y el fruto de los árboles que broten de aquellas alimentará a los tataranietos de la ardilla que, sin querer, los plantó.
De los abuelos del señor Rodríguez Zapatero sólo se sabe que uno fue un militar republicano. El otro probablemente era ardilla. Veinticuatro horas después de afirmar ante las cámaras que no tenía suscrito ningún plan de pensiones, el presidente del Gobierno ha reconocido que posee dos. Según parece, hasta hace unos años don José Luis solía ingresar un puñadico de avellanas cada fin de mes. Con el tiempo perdió la costumbre de efectuar los ingresos y, con ésta, el recuerdo de su inversión.
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He aquí el cuidadoso inversor que gestiona nuestros impuestos. En fin, ya es lástima que el dinero no crezca en los árboles... Con este caballero a cargo del erario, podríamos tener un bosque de euros oreando sus billetes desde Finisterre hasta Gibraltar.
4 comentarios:
Ni siquiera por ésas los olería....
Usted que es muy bien pensado y no le parece un mentiroso patológico. Con lo ideales que son las ardillas, hombre.
Mmmm,qué cansado tiene que ser ser político. Mentir y tratar de que no te descubran continuamente...
Qué pereza!
Anónimo:
Quién sabe...
Suri:
Va en días.
Rune:
A este le da igual que le pillen, según parece.
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