Decía Gabriel Aresti en un poema de "Harri eta Herri" (Piedra y Pueblo):
"Foru Santuak dio / Bizkaiko lurra / Bizkaitarrena dela. /Hala dio, Bladi."
En castellano viene a ser algo como:
"El Santo Fuero dice / que la tierra de Vizcaya, es de los vizcaínos. / Díjolo Blas."
Punto redondo, se entiende.
El hecho de que el señor Aresti se dejara llevar por la literalidad del Fuero Viejo y por su entusiasmo nacionalista y lo entendiera justo al revés es otra historia. Aquí, de lo que vamos a tratar es de esta curiosa metamorfosis de "ces" en "kas" que acabó por convertir Vizcaya en Bizkaia.
Hasta el siglo XIX el vasco no se escribía mucho, pero lo que se escribía se escribía apañando las reglas ortográficas de las lenguas vecinas y superpuestas: el castellano y el francés. En ninguna de ellas se usa la letra "k" más que en legados aislados de lenguas exóticas como el griego o el chino. Por tanto, los escribas vascongados tampoco usaban esa letra al transcribir los fonemas de su lengua materna. Por ejemplo, cuando el clérigo frances Haramburu (sic) quiso escribir un manual de devociones lo llamó "Manual debotionezcoa", con "c" de casa.
Hasta que llegó el siglo XIX y su plaga de nacionalidades, etnias, pueblos, tribus y demás excusas para pelearse con el vecino. A la hora de unificar las distintas hablas euscáricas y darles una ortografía uniforme se optó por hacerla lo más distinta posible de la que gastaban los vecinos. Llovieron, pues, "kas" a mansalva, amén de proscribirse la "v" y de tomarla con la "ch". Todo fuera válido por hacerse distintos y opositar para extranjeros voluntarios.
Pues bien, una vez asentadas las "kas", desterradas las "uves" y perseguidas las "ches" de la ortografía vascuence, algunos entusiastas de la causa han procedido a normalizar sus castellanísimos apellidos. Hasta la fecha he sabido de un Karmona, varios Kortinas y ¡oh, maravilla! un individuo apellidado Korreas.
La historia tiene estas guasas: Gonzalo Correas (o Korreas) fue un gramático renacentista español que propuso una reforma radical de la ortografía castellana en la que se suprimían la "c", la "q" y la "v" para mejor y más completo reinado de la "b", la "z" y la "k". En consonancia con su sistema, pues don Gonzalo era hombre de principios, firmaba sus obras como Gonzalo Korreas.
La pega es que el buen hombre fuera de Cáceres y nadie le hiciera el menor caso. Si llega a nacer en Bilbao un par de siglos más tarde le hacen lehendakari, con "k" de Kázeres.
viernes, junio 30, 2006
De Vizcaya, Bizkaia, Correas y Korreas
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7 comentarios:
Curioso. con eso viene a ocnofirmar, una vez más, que Euskalerria y la fanfarria que le ordea no es más que una inveción, lo mismito que el Día de los Enamorados de El Corte Inglés...
Tenga cuidado si a partir de ahora comienza a recibir sospechosos sobres procedentes de las Vascongadas.
O sea, k lo de los sms no tiene nada k ver...
La guerra de Korreas es una guerra larga de resultado incierto. No despreciaría el ingenio de alguien que ha conseguido debelar a los indómitos vascones.
Kegica...
Perlita:
Bueno, alguien más que me quiera liquidar no es precisamente una novedad. Que hagan cola.
Florecilla:
Seguro que eso tambiénle harí ailusión al señor Korreas.
Tumbaíto:
Mientras no m etoque hacer de daño colateral.
Eride:
Mami, pupa.
Me extraña que no haya venido ningún nazi a llamarte nazi todavía... umh... tú tienes tus contactos, ¿verdad? ;)
Ya sabes, buscan la igualdad en la desigualdad. Todo muy bucólico, porque les permite insultar a quienes no tragan con el invento.
Lek:
En efecto tengo mis contactos y esos sí que son nazis...
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