El chiste es muy viejo y, seguramente, lo habrán oído mil veces:
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Tienes una capa de pluma de kakapo y aún te quejas del frío. (Proverbio maorí)
Categorías: noticiario, política
En el año 111 antes de Cristo, un ejército romano comandado por el cónsul Lucio Calpurnio Bestia -no es culpa mía que el hombre se llamara así- derrotó al insurrecto Rey Yugurta de Numidia forzándole a negociar su rendición.
Las partes se sentaron a deliberar, discutieron un ratito y, en breve, alcazaron un acuerdo. Ahí debiera haber acabado la historia, pero no. Tan sospechosamente benévolo fue el amigo Bestia con el monarca derrotado, que el Senado receló la existencia de un soborno monumental. En consecuencia, tanto el romano como el númida fueron llamados a Roma para responder del fraude ante el Senado.
Yugurta, que era un hombre muy ducho en los manejos de la política romana, aplicó el más eficaz remedio contra una acusación de soborno: sobornar a los juzgadores. Tras un sonado proceso, Lucio Bestia fue condenado por aceptar dinero de Yugurta y éste absuelto de habérselo pagado. El veredicto le costó una pasta, pero el africano pudo coger la primera galera que salía para Numidia sin más preocupaciones que tramar una subida de impuestos que le resarciera del gasto.
Conforme abandonaba la ciudad, el desvergonzado reyezuelo se despidió con una frase para la posteridad: "Roma, urbem venalem et mature perituram, si emptorem invenerit". En cristiano, la mordacidad significa: "Oh, Roma, ciudad en venta y madura para la perdición... si encontrases quien te comprara."
Afortunadamente, la política ha progresado mucho desde los tiempos de Yugurta. No es que ya no se pueda comprar legisladores, pero al menos, ahora, la prensa publica los precios.
Que un avance sí que es.
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Categorías: historietas históricas, política, Roma
Los croatas son gente que goza de todas mis simpatías. Unos tipos que viven en un país con forma de boomerang, poseen varios centenares de pintorescas islas, inventaron la corbata y hacen deporte vestidos con camisa de cuadros tienen que caerme bien a la fuerza.
Su principal problema, reconozcámoslo, es el idioma, que tiene la menor concentración de vocales por metro cuadrado del planeta. Para que se hagan una idea de cómo se las gastan en materia de dicción, el nombre vernáculo del país es Hrvatska (ganan las consonantes por 6 a 2), un turístico pueblo costero se llama Vrbnik (5 a 1) y este se sitúa en la turística isla adriática de Krk (3 a 0 y Zamora de portero).
Con tales antecedentes idiomáticos no es de extrañar que tengan problemas para conseguir que su himno nacional, "Lijepa naša domovino", se interprete en el extranjero con la corrección adecuada. El último incidente ocurrió en el estadio londinense de Wembley, en los preámbulos de un Inglaterra-Croacia de fútbol.
Los ingleses, muy correctos ellos, contrataron al tenor Tony Henry para que cantara el himno visitante y el pobre, cosa normal, se trabucó. En lugar de finalizar el himno con el adecuado:
"Mila, kuda si planina" / "Amada [patria], amamos tus montañas"
el buen hombre profirió un cuestionable:
"Mila, kura si planina" / "Amada, mi pene, una montaña."
Pero no se crean que los balcánicos se ofendieron. Ni mucho menos. Tras ganar 2 a 3 están convencidos de que la innovadora letra procaz atrae la buena suerte. El vídeo con la nueva versión del himno es un éxito de ventas en toda Croacia, el tenor ha recibido varias ofertas de trabajo en el país adriático y hay quien propone que se le contrate para cantar antes de cada partido de la selección.
¿Ven cómo hay fundados motivos para apreciar a los croatas? En cuanto aprenda a pronunciar grupos de 4 consonantes, me presento en el consulado y solicito la nacionalidad.
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Categorías: Croacia, error, música maestro
Ánimo muchachos, que esto se acaba hoy. Con ustedes, el capítulo final:
Si vas a Constantinopla no te fíes ni de tu sombra
Dice un proverbio de mi tierra: "Dios te ponga donde haiga". No sé que dirían en la de don Roger, pero debía de ser algo muy parecido. Cuando el hombre vio la opulencia de Bizancio, los ojos se le pusieron como huevos de avestruz y se decidió a prosperar por allí. El emperador Andrónico se dio cuenta de qué tipo de móviles estimulaban al muchachote y actuó en consecuencia: lo casó con su sobrina, le prometió extensos feudos, apalabró una copiosa soldada para sus hombres y los mandó a todos al Asia Menor a brearse con los turcos. La campaña fue un sonado éxito militar y los turcos cobraron de lo lindo.
El problema fue que los almogávares no. Ligeramente molestos con el retraso en el cobro, ocuparon la ciudad de Gallipoli y robaron sus riquezas para resarcirse por las bravas.
Era el turno para que el emperador se molestara. Andrónico empleó un viejo recurso de la diplomacia oriental: invitó a un banquete a Roger y sus comandantes y los asesinó a los postres. La idea era que los almogávares, sin líderes que los mandaran, se desmoralizaran, se dispersaran y fueran presa fácil del ejército imperial. Pues verán, más bien fue que no. Los almogávares supervivientes, que no llegaban a 1500 se pusieron al mando de un tal Berenguer de Entença y destrozaron de tal modo al ejército bizantino que el emperador, para salvar la vida, hubo de encerrarse tras las murallas de Constantinopla.
Dejados a su aire, los mercenarios cesantes se dedicaron a saquear los alrededores con lo mejor de su considerable habilidad destructiva. Para que se hagan idea de cómo sería la cosa les cuento que quedan pueblos en los Balcanes donde, cuando llegan las fiestas, en lugar de gigantes y cabezudos pasean un guerrero de tres metros que come niños y se llama el Katalan.
Cuando se hartaron de saquear, matar y violar, que no fue pronto, los aguerridos muchachotes se buscaron un empleo honesto y respetable: Gualterio de Brienne, duque de Atenas, los contrató para que arrimaran estopa a sus vecinos. Los aragoneses lo hicieron a conciencia. Después, no se lo van a creer, el duque se negó a pagar. A los pocos meses, Gualterio murió de una indigestión de mandoble amb mongetes y los almogávares se quedaron su ducado. El de al lado, como quien no quiere la cosa, lo afanaron también.
Por lo menos el escudo les quedó bien
No obstante, como a pesar de todo, los almogávares eran unos chicos educados y unos cumplidos patriotas, pusieron sus nuevos feudos bajo soberanía de la Corona de Aragón. El rey aragonés, encantado de que sus antiguos empleados hubieran encontrado domicilio fijo y, sobre todo, de que este estuviera tan lejos, aceptó el regalo y se olvidó de ellos para siempre jamás.
En consecuencia, durante casi ochenta años, Atenas fue un trocito de Aragón. Pero claro, ni el paisanaje habló jamás catalán, ni preparó cargols a la llauma ni brindó con Freixenet. La gente del lugar, como siempre, siguió hablando en griego, bebiendo retsina y comiendo yogur, que es lo que, en el fondo, les quería contar.
Los aplausos, mis pequeñines, a la cuenta de tres.
Categorías: Aragón la más famosa, Cataluña, Grecia, historietas históricas
Cuando los Hohenstaufen abandonaron su Alemania natal para ocupar el trono de Sicilia, numerosos compatriotas, nobles y plebeyos, los acompañaron en la expedición. Entre aquellos figuraban los von Blum, pequeños señores arruinados que, faltos de posibles, se dedicaban a hacerle la rosca al soberano en espera de prebendas. Tras mucho pelotear, Richard von Blum consiguió para sí y sus descendientes el puesto hereditario de halconero real. Asegurado el pan para su primogénito, don Ricardo se planteó qué hacer con Rutger, su hijo menor. Suponiendo con razón que el Rey no iba a aflojar más pasta, tomó al pequeño Rutger y se lo entregó a los caballeros templarios para que lo convirtieran en un piadoso monje y un avezado militar.
Niño, agarra bien la lanza, que te suspendo.
Emperador Andrónico, supongo.
Categorías: Aragón la más famosa, Cataluña, Constantinopla, historietas históricas
Carlos de Anjou con cara de estreñido.
Hartos de aguantar al francés, los sicilianos se rebelaron y pasaron a cuchillo a todo aquel que no supiera pronunciar con siciliana corrección la palabra "ciciri"(2). Aquel fue un día malísimo para franceses, gangosos y tartamudos. Para Pedro III de Aragón, yerno del difunto Manfredo, fue un día excelente ya que los rebeldes le ofrecieron el trono. Don Pedro aceptó, el Papa lo excomulgó y se formó la Dios es Cristo.
Durante los siguientes 20 años, aragoneses y angevinos se estuvieron arreando mamporros a lo largo y ancho de Sicilia con resultado dispar. Visto que la cosa no se resolvía por las buenas y como no era cuestión de desaprovechar los recursos disponibles, los monarcas aragoneses decidieron reclutar para la causa a los más asilvestrados de sus súbditos: los almogávares. En la vida civil, los almogávares eran pastores y cazadores de montaña. En la militar, en cambio, eran unos animales de bellota con acento montuno. Gente ruda, a medio cristianizar, a un cuarto de civilizar y sin el más mínimo atisbo de compasión, los almogávares, una vez armados, probaron su carácter letal. En lugar de dejarse masacrar por la caballería, como hacía la infantería bien educada, los aguerridos aragoneses se lanzaban a la carrera gritando "¡Aragó, Aragó, Aragó!" (3), desjarretaban a los caballos, degollaban a los jinetes y les robaban hasta la ropa interior.
Aragoneses de crucero por el Mediterráneo
La creencia más extendida tiene a los almogávares por uniformemente catalanes. Es error que se deriva de que su crónica la escribiera en catalán un tal Ramón Muntaner, natural de Perelada y miembro de tan belicosa compañía. Si bien es cierto que los primeros contingentes de almogávares salieron de los obispados de Lérida y Urgell los criterios de reclutamiento nunca fueron demasiado estrictos: si eras lo suficientemente bruto y desprejuiciado podías alistarte con ellos aunque hubieras nacido en el Tumbuctú. En consecuencia, pasados unos añitos había almogávares catalanes, aragoneses, valencianos, mallorquines, navarros, franceses, sicilianos e incluso algún que otro alemán.
Finalmente, la guerra se decidió del bando aragonés. Solucionada la pelea con los angevinos, el problema para Federico de Aragón, nuevo Rey de Sicilia, era qué hacer con los almogávares. Sin ningún enemigo al que degollar, los belicosos montañeses no paraban de asaltar prostíbulos, emborracharse, robar y causar problemas. Afortunadamente para el Rey apareció en escena uno de los mayores sinvergüenzas de la época, un tal Rutger von Blum, y le ofreció la solución.
Del amigo Rutger y de su propuesta hablaremos en el segundo capítulo de esta serie: "Los catalanes nacen donde les da la gana aunque se apelliden von Blum."
-ooOoo-
(1) Angevino viene a significar natural de Anjou, pero suena mucho mejor.
(2) Garbanzos.
(3) O "¡Aragón, Aragón, Aragón!" Eso ya dependía del idioma de cada cual y de las ganas que tuviera de berrear.
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Categorías: Aragón la más famosa, Cataluña, historietas históricas, Sicilia
Categorías: es un obelisco, fotos no, Paris
La Isla Centinela, un pequeño trozo de tierra de 72 km² pertenece al archipiélago de las Andamán. Sus habitantes, los centinelenses, constituyen, tal vez, la cultura más pura y libre de influencia exterior del planeta. ¡Como para influirles! Forastero que pone los pies en la isla forastero que flechan, trocean, asan y devoran.
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En contrapartida a tan celosa pureza étnico-racial, los centinelenses desconocen la agricultura, la rueda, la polea, los metales y la escritura.
Una auténtica lástima esto último. Si publicaran libros de texto se iban a forrar.
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Para que no me digan luego que no atiendo sus pedidos, me he puesto a revolver en mis cajones y estoy en condiciones de confirmar lo que ya apunté el domingo: las fotografías que te toman en la infancia determinan ineludiblemente tu futuro.
Porque, vamos a ver, un mozalbete que:
- da sus primeros pasos a la orilla del mar;
- viste de marinero;
- fuma en pipa;
- intenta someter a bicharracos blancos que le triplican el tamaño;
¿No esta acaso condenado a devenir el Capitán Achab?
-ooOoo-
P.D. Cumplido mi compromiso me comprometo firmemente a dejar de hacer el indio con el archivo fotográfico. ¡Jau!
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Categorías: autoescarnio, fotos no, mi familia y otros animales
Un malintencionado individuo me comentó en una ocasión que los únicos animales que no están incluidos en la gastronomía china son aquellos que corren demasiado veloces, nadan a demasiada profundidad o vuelan demasiado alto.
Pues bien, ¿han oído ustedes aquello de donde fueres haz lo que vieres?
Porque los tigres sí.
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Categorías: bestiario, noticiario
Confiesen de nuevo. Ahora quieren dos.
Claro, que en el cajón vecino apareció la "chorbagenda" que el pequeño tuno de la foto manejaba veinte años después. ¡Angelito! Más de cincuenta entradas con nombre, teléfono, edad, fecha de conocimiento y descripción sucinta para evitar enojosas confusiones.
Está visto, los disfraces de tuno, como el bautismo, imprimen carácter. En consecuencia, si en el futuro difundo mis genes, vestiré a mis niños de tiroleses.
Es muchísimo más seguro.
Categorías: fotos no, mi familia y otros animales
Huang Taiji poniendo cara de malo
Tras varios reveses en el campo de batalla, el manchú se hartó de jugar limpio. Mandó escribir amistosas cartas a su enemigo, las firmó con su sello personal, las acompañó de oro y regalos y las envío... a los eunucos de la corte. Los envidiosos cortesanos, ansiosos por librarse del exitoso militar, presentaron las cartas al estupefacto emperador. Este, creyendo haber descubierto la más reprobable de las traiciones, condenó al acusado a la más horrible de las muertes: el Líng Chí o suplicio de los mil cortes.
¿Tortura china? ¿Alguien dijo tortura china?
Antes de ser ritualmente mutilado, Chonghuan se permitió la chulería de dictar un poema de despedida:
"El trabajo de toda una vida ha de quedar inconcluso. /Mi fama y mi gloria parecen cosa de sueños. / Sin embargo, no me preocupa que tras mi muerte falten guerreros, / pues mi fiel espíritu seguirá protegiendo Liaodong."
En chino, el poema no sólo suena mejor. Además rima.
Lo malo es que los espíritus, por fieles que sean, no disparan cañones. Los manchúes sí.
En 1643, pocos años después de su muerte, los ejércitos de Fulin, hijo favorito de Huang Taiji, tomaban Pekín.
Categorías: China, historietas históricas, venganza
Comoquiera que el suspenso es amenaza que acecha a todos los que en estudiar nos empeñamos y que la oposición, como la pólvora y los tallarines es invento del Celeste Imperio voy a aprovechar este espacio para contar una consoladora y verídica historia oriental.
Allá a principios del siglo XVII, el joven Yuan Chonghuan era la desesperación de sus honorables e industriosos progenitores. Por más que se presentaba a las más relumbrantes oposiciones imperiales, el joven Yuan, que se aburría soberanamente memorizando a Confucio y Lao-Tsé, tornaba siempre a casa cargado de calabazas chinas. A él, lo que le gustaba de verdad era viajar, conversar con los misioneros jesuitas y examinar el armamento occidental que importaban los portugueses. Tras mucho insistir, el perpetuo estudiante, que ya contaba 35 años, consiguió aprobar unas oposiciones muy menores: segundo secretario del inspector de artillería del Ejército Imperial.
El nombre del prota en su lengua natal
En virtud de su nuevo cargo, el funcionario novato fue enviado al lejano norte. Allí, las desmoralizadas tropas del Emperador se batían en franca retirada ante la pujante ofensiva del caudillo manchú Nurhaci. En tales circunstancias y con el decadente imperio de los Ming deshaciéndose como un castillo de naipes lo verdaderamente necesario era un milagro. A falta de uno, un poco de inspección no vendría del todo mal.
Sin embargo, fue llegar Yuan al frente y desencadenarse el Apocalipsis. En lo más crudo del duro invierno de 1626, Nurhaci y sus 160.000 aguerridos jinetes atravesaron en tromba la frontera. Contra la horda manchú los asustados militares chinos no pudieron reunir más de 9,000 hombres y unos pocos cañones. Al frente de estos últimos y a falta de artilleros experimentados se situó el inexperto Yuan. Total, ya que iban a morir todos de un modo horrible y deshonroso, que por lo menos el novato se divirtiera con sus trastos favoritos y, de paso, cargara con la culpa del desastre. La decisión torció la mano del destino. Yuan sería un zoquete memorizando proverbios, pero dirigiendo la artillería era un genio. El primer disparo de sus cañones desmontó al caudillo invasor, lo hirió de muerte y puso a sus hombres en retirada.
Nurhaci posando antes de ser cañoneado
¿La suerte del principiante? No. El mediocre opositor ocultaba un militar de primer orden: resuelto, decidido, honesto, y fanáticamente leal al Emperador. Oportunamente elevado al generalato, Yuan Chonghuan reocupó las perdidas provincias de Jinzhou y Liaodong, bloqueó el contraataque manchú y, efectivamente, aplazó unos pocos años el inevitable ocaso de la dinastía Ming.
Hasta aquí el relato resulta muy consolador para aquellos que tenemos tendencia a trabucar artículos del Código Civil y farfullar fragmentos del Reglamento Hipotecario. Sin embargo, la historia de Yuan Chonghuan tiene un triste y descorazonador epílogo.
Pero este ya lo contaré mañana.
Categorías: China, historietas históricas, oposición
Tengo que apuntarme en alguna parte que, cuando se comparte agudeza visual con los topos, hay que visitar la peluquería con lentes de contacto.
Caso contrario, uno se sienta en la silla, explica lo que desea, intuye como una mancha de aspecto humanoide le aligera de pelos la sesera, achina los ojos, da el visto bueno al rapado, paga, se vuelve a casa y descubre con horror que las patillas le llegan a la nuez.
Ahora no sé si afeitármelas yo solito o alistarme en la Legión.
Categorías: dioptrías, mi familia y otros animales
Categorías: historietas históricas, política
Fíjense con lo que me he topado en el periódico y, en especial, la fotografía que acompaña a la noticia.
Categorías: noticiario, rubias
Categorías: ecología, noticiario
A Juan Calvino, teólogo protestante y dictador de facto en Ginebra, no le gustaban las reliquias. No es sólo que su culto le pareciera rayano en la idolatría. Además, consideraba que su comercio dejaba abierto el camino a las más descaradas estafas. En una frase célebre comentó: "Hay suficientes fragmentos de la Verdadera Cruz como para llenar un barco".
Uno, desconfiado con la naturaleza humana y su habitual trapacería tiende a pensar que el tipo tuviera razón, pero lo más curioso del caso es que Calvino se equivocaba. Un desocupado erudito francés del siglo XIX, Rohault de Fleury, se dedicó a recorrerse toda Europa pesando, midiendo e inventariando los fragmentos. El sorprendente resultado fue que el volumen total tan sólo ascendía a 0,004 metros cúbicos de madera. Es más, la mayor parte de los fragmentos eran del mismo tipo y similar antigüedad aparente. Se conoce que cuando los Cruzados saquearon Constantinopla, donde se conservaba metro y medio de supuesta Cruz, eran muchos los saqueadores y siguieron el viejo principio de una astilla para cada uno y el que se quede la más corta limpia después. De dónde sacaran el madero los bizantinos ya es harina de otro costal.
Pero eso era en el Medievo. La Iglesia Católica actual prefiere atajar las discusiones en el inicio y no correr riesgos de estafa. No hace ni quince días que subieron a los altares a mi tío-bisabuelo, y ya le han tomado muestras de ADN a mi abuela para verificar si la camisa ensangrentada que mis parientes custodian es la que el meritorio varón llevaba puesta cuando le abrieron el cráneo a martillazos el 9 de agosto de 1936.
Espero que dé positivo, la verdad. Con lo que le hicieron pasar al hombre por el solo hecho de ser sacerdote, lo mínimo que merece es un relicario en condiciones.
Además, después de setenta años aplazando la colada las manchas no van a salir sin frotar.
En el siglo III a.C Sicilia era un lugar bastante conflictivo. Como una lanza mocha asusta menos que una escopeta recortada, la Mafia no existía aún. Para compensar situación tan escasamente siciliana, merodeaban por allí los mamertinos. Los susodichos eran unos sanguinarios mercenarios que el Rey Agatocles de Siracusa había importado del sur de Italia para canearse a gusto con sus vecinos púnicos. Fallecido su empleador, los belicosos muchachotes se dedicaron al autoempleo, tomaron Mesina a la fuerza, mataron a su población masculina y violaron a la femenina.
El Rey Hierón, sucesor de Agatocles, molesto por la mala educación de los mamertinos y tentado por la importancia estratégica del puerto de Mesina, organizó una expedición que pretendía desalojar a los mercenarios y ocupar, de seguido, la localidad.
Cuando Hierón se las prometía tan felices aparecieron los romanos. Roma no poseía un palmo de suelo en toda la isla ni tenía razón alguna para reclamarlo, pero empezó a meter baza en el asunto un día sí y otro también: que los mamertinos tenían derecho a organizarse como les diera la gana y violar a quien se pusiera a tiro, que el tal Hierón era un expansionista peligroso y un enemigo de las libertades, que los cartagineses, que no pintaban mucho en esta historia, también eran un peligro y debían ser controlados...
Entre protesta y protesta, batallas y escaramuzas (la Primera Guerra Púnica, mayormente), los romanos acabaron por quedarse la isla entera, que era lo que, desde un comienzo, habían deseado.
Veintitantos siglos más tarde, Mohammed VI, sultán de Marruecos, protesta airado. El motivo de su ira es que el Rey de España haya visitado dos ciudades españolas que jamás fueron marroquíes ni ganas de serlo tienen.
¿Será que nos ha visto cara de mamertinos?
Categorías: historietas históricas, política
Para prevenir sus dolores de espalda mi querida progenitora se ha apuntado a unas clases de pilates. Ayer tomó su primera lección y regresó un tanto decepcionada:
- Mucho nombre pero es sólo gimnasia.
¡Vaya timo! Si en la siguiente clase no comparece el Prefecto de Judea y se lava las manos, pediremos la devolución del dinero.
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Si hubiera comido más, mi estomago habría rugido menos.
Si mi estómago hubiera rugido menos, no me me habría fijado en la pastelería.
Si no me hubiera fijado en la pastelería, no me habría inclinado sobre su escaparate.
Si no me hubiera inclinado sobre el escaparate, no habría averiguado que el cristal se situaba delante de la reja metálica.
Si no hubiera averiguado que el cristal se situaba delante de la reja metálica, no tendría un hermoso chichón decorándome la frente.
Si no tuviera un hermoso chichón decorándome la frente, no se notaría tanto que soy más tonto que Abundio.
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