No es que yo tenga demasiada querencia por la vieja metrópolis de los parisios. Para mi gusto contiene demasiadas avenidas, exhibe demasiada grandeur y usufructúa demasiados retretes de pago. No obstante, una cosa puedo decir en elogio del lugar: convirtió a mi hermano en fotógrafo. En uno bastante bueno, además.
De siempre, mi padre había tenido a su cargo dejar constancia gráfica de los viajes familiares. Además, queriendo lucirse en tierra extranjera, había decidido mimar la logística e importar, desde los USA esos, una mastodóntica cámara de inagotables prestaciones y posibilidades técnicas. Tan buena disposición y tan sólidos medios parecían augurar magníficos frutos.
Lamentablemente, su ingeniero interior se resistía a morir sin batalla. Trataba el artista improvisado de inmortalizar el obelisco de la Concorde cuando, de pronto, se dio cuenta de que no le cabía entero. Como no quería alejarse más del monumento no fuera a colársele algún japonés entre medias, inclinó la cámara y lo fotografió en diagonal. Semejante aberración compositiva fue demasiado para la sensibilidad artística de mi hermanito. Aquella misma mañana tomó posesión de la cámara y no ha dejado desde entonces de practicar.
Lamentablemente, su ingeniero interior se resistía a morir sin batalla. Trataba el artista improvisado de inmortalizar el obelisco de la Concorde cuando, de pronto, se dio cuenta de que no le cabía entero. Como no quería alejarse más del monumento no fuera a colársele algún japonés entre medias, inclinó la cámara y lo fotografió en diagonal. Semejante aberración compositiva fue demasiado para la sensibilidad artística de mi hermanito. Aquella misma mañana tomó posesión de la cámara y no ha dejado desde entonces de practicar.
Han pasados ya diez años desde aquello. Hace unos días le photographe volvió a París.
El obelisco le estaba esperando.
El obelisco le estaba esperando.
Nota. La autoría de ambas fotos, por supuesto, corresponde a mi hermano. Si tienen tres horas libres y quieren ver la serie completa, despídanse de sus deudos y pregunten por él.
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6 comentarios:
El mérito que tiene el hacer aflorar sonrisas, es la lectura (casi) diaria de sus letras
y quien es el, en que lugar.....
Realmente starbuck tiene muy buena composición. La de la torre eiffel un tanto clásica la toma, casi me gusta más el obelisco, a nivel creativo es una fotografía mucho más interesante.
Besitos Capi, decidle a vuestro hermano que compartimos pasión..
Um... algo tiene París porque un amigo también aprendió a hacer fotos allí.
Anónimo:
Gracias.
Lenteja:
¿Ein?
Esther:
Es bueno, ¿eh?
Ginebra:
Pues a mí me dejó tal cual.
Pues tienes toda la razón, increíble lograr que me haya quedado admirando un rato la torre Eiffel (mi mayor decepción en cuanto a arquitectura se refiere).
Mmuack!
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