La palabra "asesino" tiene una curiosa etimología. Proviene del árabe ḥaššāšīn, fumador de hachís, y hace referencia a una secta ismaelita que proliferó en Oriente Medio durante los siglos XI y XII. Su fundador, Hassan-i-Sabbah, predicaba desde su fortaleza persa de Alamut el castigo de los infieles y la muerte de los impíos. Sus seguidores, inflamados por las prédicas del líder y confortados por los anodinos vapores del cáñamo indio, procedían a despachar a los enemigos de la secta sin preocuparse de su propia seguridad.
Nueve siglos de civilización acumulada han reformado nuestras costumbres: para reclutar asesinos suicidas, no es ya necesario aturdirlos con hachís.
Nueve siglos de civilización acumulada han reformado nuestras costumbres: para reclutar asesinos suicidas, no es ya necesario aturdirlos con hachís.
4 comentarios:
a veces las palabras de alguien con carisma tienen un efecto que supera a cualquier narcótico.
Y es que no conviene hacer una lista pormenorizada de las muchas otras cosas que consumen los asesinos-suicidas...no hasta que se estabilice un poco más el mercado.
Ya ni hachís a cambio de matar...
¿Hacia dónde va el mundo?
Zorro:
Y son más baratas.
Cubana:
¿El mercado de suicidas?
Koala:
Al garete.
Publicar un comentario