Retribución (II)

La naturaleza no tiene sentido de las proporciones. Cualquiera que haya visto un elefante marino puede fácilmente comprobarlo.

Sí, sigo con fiebre y mamá natura continúa siendo una hurgamandera.

.

Retribución

Comprobado. Si un día te metes con mamá Naturaleza, al siguiente amanecerás con fiebre.

Esperemos que la muy tusona se conforme con fastidiarme un día.
.

La culpa es de la Madre Naturaleza...

"La culpa la tienen los padres,

que las visten como p****."

.

Airbag

¡Qué engañados nos tenían las abejas!

Viéndolas vestidas de librea y portando espadín al cinto se las tuvo siempre por nobles artrópodos e insectos hidalgos. Observando su incansable colecta de polen y su organizada vida social exhibíanse como didáctico modelo de trabajo y responsabilidad: Fray Luis de Granada cantó sus loas a mayor gloria del Creador; Napoleón Bonaparte mandó bordarlas en su capa.

Todos sus exégetas olvidaron, sin embargo, un detalle de singular importancia. Además de trabajadoras, valientes, organizadas, belicosas, disciplinadas y constantes, las abejas están más salidas que los pornográficos monos del zoo.

Tan desconcertante hecho ha sido probado por investigadores suizos. Los científicos, no contentos con grabar a un zángano en plena violación de una orquídea han logrado demostrar que el bicho halla más deseable encalomarse a la planta que refocilarse con hembra de su propia especie. Al parecer, la orquídea no copia con precisión el aroma de la abeja hembra. La muy taimada condimenta el perfume con exóticas variantes; el zángano, fiado de su olfato, toma la planta por turista sueca y, del primer olisqueo al coito apenas transcurre un breve vuelo.

Ya lo ven ustedes. Milenios de reputación al garete por un momento de debilidad... y la culpa es de la Madre Naturaleza, que las perfuma como auténticos zorrones.
.

La Crecida del Nilo

El histioriador griego Herodoto recorrió medio mundo para satisfacer su inagotable curiosidad. Allí donde iba, el griego preguntaba al paisanaje por la historia, costumbres y curiosidades del lugar. En Egipto encontró el paraíso del cotilla. Los sacerdotes de Amón se aburrían una barbaridad y estaban deseando contar al primero que preguntase todos los chascarrillos que guardaban en almacén. Herodoto preguntó por qué se desbordaba el Nilo cada verano y los clérigos, que lo ignoraban, le ofrecieron un completo abanico de hipótesis:

- que era voluntad de los dioses;

- que era culpa del viento, que soplaba de cara y retenía las aguas;

- que era una crecida por deshielo que llegaba con retraso por la gran longitud del río;

- que lo normal era que el río se desbordase y la verdadera pregunta era por qué no lo hacía en invierno.

Herodoto quien, como buen griego, gustaba sobremanera de los requiebros dialécticos se abonó a defender la última opción. Los científicos modernos, menos dados a los sofismas, señalan como culpables a las torrenciales lluvias primaverales que alimentan, en Etiopía, el caudal del Nilo Azul.
No obstante la opinión de los sabios, una noticia que publica hoy El País nos induce a pensar que, después de todo, no se puede descartar tan alegremente a los dioses como culpables de alterar el caudal del río.

Abdelaziz Ibrahim Bin Ibrahim, propietario de un hotel de lujo en El Cairo, ha estado reflexionando sobre la voluntad de Alá para concluir que, sirviendo alcohol a sus clientes, está comprometiendo gravemente la salud de su alma. En consecuencia, ha ordenado a sus empleados que la bodega del establecimiento sea vaciada en el río. Pues que Alá lo quiere, el Chivas se vierte al río.

Así pues, cuando el río crece lo importante es fijarse en los cocodrilos:

- si los saurios siguen sobrios el río crece por las lluvias eritreas;

- si nadan haciendo eses, la causa de la crecida está en la voluntad de Alá.
.

Dicho sea en favor del muerto

"What I like about Clive

Is that he is no longer alive."

E. C. Bentley

Ha muerto de un infarto el sanguinario terrorista colombiano Manuel Marulanda, Tirofijo por mal nombre.

Lo más curioso del caso es que, siendo este tipejo el muerto, serán sus demás paisanos quienes puedan descansar en paz.

-ooOoo-

(*) "Lo que prefiero de Clive / es que ya no está vivo."

.

A Medida

Los que de niños veíamos Barrio Sésamo aprendimos, gracias a Coco, la diferencia entre mucho poco, cerca, lejos y demás distinciones convenientes para manejarse en la vida. Lo que el anoréxico y cianótico peluche nunca explicó es la diferencia entre presumido y muy presumido. Tranquilícense ustedes, que dicha falta la suplo yo:

- Ser presumido consiste en hacerte las camisas a medida.

- Ser muy presumido consiste, en cambio, en meter tripa cuando te toman las necesarias medidas.

Yo soy muy presumido, pero, por una vez, soy inocente.

Mi hermano, él sí, acaba de comprarse una faja ceñida con cuello italiano, puños de gemelo e iniciales en la solapa.
.

Devuélvase al remitente

Nakamura Yosuke se perdió en la ciudad japonesa de Chiba. Extraviarse en una hiperactiva urbe nipona ha de ser una situación enrevesada, complicada y angustiosa. Con tanto oriental trajeado empujándose por las aceras, recobrar el camino correcto no puede resultar sencillo. No obstante, uno siempre puede contar con el auxilio de las autoridades. Yosuke comunicó a los agentes del orden la dirección de su domicilio y los guardias, siempre deseosos de ayudar al contribuyente, lo acompañaron de vuelta al hogar.

Tras su aventura, Nakamura Yosuke se ha convertido en una celebridad mundial.

-¿Por contarle a un guardia urbano dónde vive?

Pues sí. Por eso y porque Yosuke no es humano, sino un lorito gris tan espabilado como charlatán.

De todos modos, si bien el bicho tiene mucho mérito, es fuerza reconocer que los agentes lo tuvieron bien sencillo. Más complicada era la labor de los carteros madrileños a cuyo cargo estaba distribuir la numerosa correspondencia de don Ramón María del Valle-Inclán.


Entre las numerosas manías del gallego descollaba el odio africano que sentía por el también dramaturgo don José Echegaray. Para mayor tormento de don Ramón, uno de sus mejores amigos y frecuente corresponsal residía precisamente en la madrileña calle de Echegaray. Con objeto de evitarse escribir el apellido odiado, don Ramón dirigía sus cartas a la "Calle del Viejo Chocho". Sorpren- dentemente, casi todas llegaban a su destino. El pontevedrés lo celebraba gritando, con su peculiar ceceo:

"- ¡Pero qué liztos que zon los carteroz de Madrid!"

Si algún día me compro un loro pienso enseñarle la frase de don Ramón. No me lo traerán a casa, pero en Correos se lo van a rifar.
.

Los duendes de la Moncloa

Observando el comportamiento de nuestros gobernantes llegué, hace tiempo, a una conclusión. En el palacio de La Moncloa habitan duendes. Conforme se instala un nuevo inquilino, los entremetidos endriagos se deslizan junto a la almohada presidencial para repetir sin tregua:

- ¡Qué bueno y qué sabio eres, perillán! ¡Todito todito lo haces bien!

Con el tiempo -que va de los seis meses a los cinco años- el halagado se lo acaba por creer. Sucedió con Felipe, pasó con Josemari y ocurre ahora con Pepe Luis. Visto lo visto, uno ya espera que, pasado un tiempo, el vencedor de unas generales empiece a comportarse cual si fuera un infalible enviado de los dioses.

Ahora, que lo haga también el derrotado, eso sí que es marca de gran originalidad.

.

La falsa moneda

Allá por la Edad Media y el primer Renacimiento, falsificar moneda era uno de los más graves delitos que penaba la ley. Apiolar a un paisano era grave, por supuesto, pero gente sobraba y, si no los liquidaba el vecino, lo más probable es que se contagiaran de cualquier cosa y la espicharan igual. Falsificar moneda, en cambio, atentaba contra el real privilegio de acuñar dinero y se castigaba, por tanto, como traición.

Si la práctica penal de la época era, de por sí, un compendio de horrores, cuando los alguaciles echaban mano de un falsificador, se esmeraban con gusto en hacerle penosa la mudanza al otro barrio. Para que se hagan una idea, en el puerto hanseático de Hamburgo, que eran gente de orden y paz, ponían una perola de agua a fuego lento y cocían al falsario hasta dejarlo al dente.

¿Excesivo? Sin duda, pero tenía un cierto efecto preventivo ya que no lo tenía rehabilitador. Seguro que, en el Hamburgo del siglo XV, sólo se atrevían a pasar moneda bastarda los más perniciosos criminales y encallecidos perdularios. En cambio, en el Madrid del XXI, se cita un honrado servidor de ustedes con una linda muchachita rubia de ojos verdes, descúidase un rato y ¡zas! le cuelan una moneda qatarí sin curso legal en España.



Voy a tener que ponerme severo antes que la mozuela le coja gustillo al crimen. La próxima vez que la vea, no llevo flores.
.

Grano a grano

Acabo de leer en el periódico que, por cada día que dura la huelga de los controladores de estacionamiento, el Ayuntamiento de Madrid pierde unos 400.000 euros. Siendo cinco los días de huelga que tenemos convocados, el montante total de la pérdida puede alcanzar los dos millones de euros. ¡Casi nada! A mí todas estas cifras desbocadas me recuerdan una vieja conseja hindú.

Al otro lado del río Indo cuentan que un brahmán llamado Sessa inventó el juego de ajedrez para demostrar a un monarca indio cuán necesario es para el soberano obtener la total cooperación de sus súbditos. Entusiasmado con el invento, el rey prometió entregar a Sessa, lo que este le pidiera.

Los sabios vedantas siempre han gustado de demostrar lo listos que son:

- Nada pido sino que me entregues un grano de arroz por la primera casilla, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta y así sucesivamente por cada escaque del tablero.

El rajá penso que era nonada lo que se le pedía, de modo que aceptó encantado. Sin embargo, la cantidad de arroz solicitada por el taimado inventor - 18.446.744.073.709.551.615 granos- excedía, con mucho, las posibilidades agrícolas del mundo entero.

Menos mal que, una vez te han chuleado lo suficiente, los sabios del Hindustán aceptan rebajas.

El amigo Sessa, por lo que parece, se conformó con firmar un contrato para instalar parquímetros con el Ayuntamiento de Madrid.
.

Restaurante Chino

En cierta ocasión, un amigo versado en cocina oriental me comentó que había encontrado un restaurante chino tan auténtico que toda la clientela era nativa de la República Popular China. Para rematar su descripción, afirmaba:

-¡Con decirte que era el único occidental del comedor!

Yo no quise pinchar el globo de su ilusión, pero eso de ser el único occidental presente es de lo más habitual en el chino de mi esquina.

Claro que, aparte de la camarera y el dueño, orientales tampoco hay.
.

Despertares (2)

¿Se acuerdan de aquellos cactos con los que mi padre guarneció mi despertador? ¿Recuerdan que yo, engañado por mi natural malicia, pensé que mi progenitor intentaba sabotear mis despertares?

Pues no, los motivos de mi padre eran otros. No se cómo ni dónde lo habrá averiguado, pero el cacto, regado con sangre de opositor macho, florece que es un primor.

Con razón se dice que sabe más el diablo por viejo que por diablo. Eso sí, por más sabiduría que adquiera, conserva su malísima intención.
.

Diagnosis

En un pasaje de "La Lozana Andaluza", la procaz novela dialogada que publicó en Venecia Francisco Delicado, un canónigo se queja a la protagonista de agudos dolores en los testículos. La cordobesa, que a más de puta es sabia en padecimientos genitales, reconoce enseguida la enfermedad.

- "Es mal de coxón," sentencia- "sólo con agua fría sanara".

De lo más sencillo. Ni diagnóstico diferencial ni fonendoscopios en vinagre. Si te duelen los testes será que sufres "mal de coxón" y punto. Baños de asiento y a quejarte a tu casa.

Ayer estuve cenando en casa de mi hermano y, compungido, mi consanguíneo me informó de las novedades de su acuario:

- Uno de mis peces, un neón, está enfermo.

- Vaya, lo siento ¿qué tiene?

- Me temo que pueda ser la enfermedad del neón .

Por lo menos, el bicho ya está en remojo. Esperemos que con eso sane.
.

Veinticinco Ases

Ayer, con tanto elucubrar sobre la legislación que sanciona las bofetadas, me acordé de una sabrosa anécdota latina. La cuenta Aulo Gelio en sus Noctes Atticae y, si bien no incluye discriminación sexual alguna, sí que es rica en bofetones y sus penas.

Una antiquísima ley romana recogida en las Doce Tablas establecía que aquel que golpease a un hombre libre sin causarle lesión quedaría obligado a pagarle veinticinco ases en compensación de su ofensa. La norma parecía muy lógica, sensata y atinada, pero tenía un defecto. Veinticinco ases podían ser una pasta para un pescadero de la Subura, pero, para un nabab malintencionado, la norma inauguraba una barra libre de mojicones.

Un tal Lucio Veratio, acaudalado patricio, tenía por costumbre pasearse por Roma abofeteando a cuanto ciudadano se cruzaba en su camino. Un esclavo que le seguía entregaba de inmediato al ofendido las veinticinco monedas de la multa. Para evitar que alguien le devolviera las monedas y el pescozón, un par de fornidos matones cerraban la comitiva.

Reflexiona el autor:

- "Quis enim erit tam inops, quem ab iniuriae faciendae libidine viginti quinque asses deterreant?";

que, en libre traducción, significa:

-"¿Quién se negaría a tal precio el gustazo de cometer la injuria?"

Lucio Veratio, desde luego no. Aulo Gelio, por el tono de chufla con que lo cuenta, es muy posible que tampoco.
.

Siete contra Cinco

Gary Lineker, zancudo futbolista inglés de afilada lengua, declaró en una célebre ocasión que "el fútbol es un deporte que juegan once contra once para que, al final, ganen los alemanes."

Yo en cuestiones balompédicas no me meto, que no es lo mío. Cuando de chaval jugaba al fútbol en el patio del colegio, me limitaba a estorbar al contrario y largar aviesas tarascadas a las canillas ajenas. Semejante bagaje de tuercebotas aficionado no me autoriza a cuestionar la invencibilidad futbolera de los germanos.

Servidor es jurista y, si tiene que marcarse una frase lapidaria, prefiere que verse de señores con toga:

"El Tribunal Constitucional es un Órgano del Estado en el que juegan siete contra cinco para que, al final, gane lo que convenga."

Si es con la mano y en fuera de juego, casi que les sabe mejor.
.

Grandes Documentales

Tenía que pasar.

Tanto gafapasta postizo va por ahí afirmando que sólo conecta el televisor para ver películas subtituladas y documentales de naturaleza que los responsables de La2 se lo han terminado por creer. Alarmados ante la posibilidad de que las ingentes hordas de seguidores de la fauna salvaje se harten de ver copular leones en la sabana de su salón, se han puesto a buscar otros bichos silvestres cuya vida retransmitir:




La originalidad del programa es innegable.

Aunque, dicha sea la verdad, yo empatizaba más con los felinos rijosos.
.

Feliz feliz en mi día...

Los seres vivos en animación suspendida, como Walt Disney, la tripulación de Ulises 31 o los opositores a notarías no cumplimos años.

Si lo hiciéramos, mi cumpleaños sería hoy.

Como no lo hacemos, voy a repasarme los censos enfitéuticos en el Código Civil.
.

Destino Europa

En un momento de debilidad he decidido compartir con mi padre la actualidad deportiva:

"- ¡Papá, el Atlético va a la Champions League!

- ¡Qué bien! ¿Y eso dónde está?"

Lejos, supongo. Han tardado doce años en llegar.

Simplicidad

simple: [...] 3. adj. Sencillo, sin complica-

ciones ni dificultades.

[...] 7. adj. Mentecato, abobado.

Diccionario de la Real Academia

Conozco gente que, con honesta inquietud, se pregunta qué han visto los italianos en Silvio Berlusconi para darle el mando con tantísima asiduidad. Simple -acepción tercera- , il cavalliere es un tipo de pesquis que afronta los problemas con iniciativa y resolución.

¿Que la administración italiana se anquilosa bajo una costosa burocracia de imparable metástasis?

.

Pues él nombra un ministro adicional y le otorga el cargo de "Ministro para la Simplificación".

Solución más simple -acepción séptima- no puede haber.
.

Mala racha

Dícese con frecuencia que un delantero centro se halla sujeto a rachas imprevisibles. Tan pronto convierte en gol cada balón que le llega como deviene un incompetente tuercebotas sin ninguna utilidad. Ronaldo Nazario de Lima, pelotero brasileño, está sujeto a esta inflexible ley deportiva. Lesionado como se encuentra, don Ronaldo no puede marcar gol. Pero ahí no se acaba el problema: su mal fario ha rebasado los límites del campo para gafarle, por añadidura, su vida personal.

Primero fue el asunto de los travestidos. Ronaldo volvía a su casa cuando vio una moza que alquilaba sus servicios en la rúa. El futbolista, de súbito encalabrinado, sacó su fajo de billetes, llevóse la hetaira al hotel y descubrió, para su pesar, que había comprado más carne de la que estaba dispuesto a engullir. Por lo que se ve, en la noche brasileña, no sólo son pardas todas las gatas sino que, algunas, son más bien gatos. El llorado Jaime Campmany se hubiera arrancado con una reminiscencia lorquiana -"¡y que yo me la llevé al río /pensando que era mozuela /y resultó ser un tío / que por poco me la cuela!"-, el brasileño, en cambio, prescindiendo de lírica y prosa renunció al comercio carnal. El contratado se lo tomó como un aofensa, columbró la oportunidad de hacerse famoso, meneó la sinhueso a todo viento y largó en la prensa de medio mundo fingidos detalles de su relación comercial.

Ronaldo, contrito y apesadumbrado, no ha tenido otra que aguantar el cachondeo general, el plantón de su novia y la rescisión de un jugoso contrato de publicidad.

Escaldado, el pelotero carioca se ha retirado de los focos encerrándose en su mansión. ¿Conseguirá de este modo librarse del choteo universal? No. La racha que le aflige es negra, bragada, corniveleta y, ni por esas, lo va a dejar tranquilo. Viviana Brunieri, una antigua novia del deportista, rubia como las valquirias y potente como un tractor se ha buscado un sosias del malaventurado, lo ha peinado como al original, le ha arrancado la camiseta, le ha bajado el calzón y se lo ha cepillado ante las cámaras con gusto, energía y delectación.






Para promocionar la película, afirma la rubia que el Ronaldo de veras es malo, egoísta, desconsiderado, lujurioso y pendón.

Además de tener muy mal ojo para las féminas, añado yo.
.

Etiqueta obligada

La vejez, decía la vieja madre Celestina "no es sino mesón de enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua, llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente, cuidado triste de lo por venir, vecina de la muerte, choza sin rama, que se llueve por cada parte y cayado de mimbre, que con poca carga se doblega".

Si en lugar de una tercera enredadora, eres un pingüinito de El Cabo, la senectud es incluso peor.

Pierre, un encantador pajarito de etiqueta, ha cumplido veinticinco años de edad. Para un ave de su especie no son cinco lustros marca de juventud sino achaque de extrema ancianidad. En su caso, además, la senectud se acompaña de alopecia galopante en la pechuga. No es sólo cuestión de vestido. Privado de su elegante librea, Pierre, astroso, desgarbado y rosa, no es reconocido por sus cofrades pingüinos que lo picotean sin piedad.

Menos mal que sus cuidadores son gente de pesquis y saben que, aunque el hábito no haga al monje, sí que adecenta al pingüino. Con gabardina de neopreno, el anciano esfeniciforme se ha reintegrado a la comunidad.

Además de elegante, el modelo es cómodo, calentito e impermeable. En el polo, ténganlo por cierto, se los van a quitar de las aletas.

.

Cosas que pasan

Leyendo el periódico se encuentra uno con noticias verdaderamente sorprendentes. Por ejemplo, la que nos cuenta en EL PAÍS que los andamiajes de un concierto de Joaquín Sabina ocultaban una tonelada y pico de cocaína:



Menos mal que, por esta vez, el cantante no tenía absolutamente nada que ver con el alijo. Le hubiera sobrado un par de gramitos para poder alegar con éxito "posesión para el consumo propio".
.

Efectos ópticos

Como anoche sus muchachos ganaron la Liga, el entrenador del Real Madrid, don Bernardo Schuster, ha ocupado hoy buena parte de las imágenes del Telediario. Tras media hora de farfullos malhumorados y gesticulación avinagrada tan sólo me he quedado con una duda:




¿Este hombre usa bigote o son efectos especiales de bajísima calidad?
.

Teoría geográfica de Buenos Aires

A lo largo de mi vida he conocido gente de cada rincón del planeta: rusos, azerbayanos, australianos, rumanos, checos, chinos... y argentinos. Argentinos sobre todo. Argentinos me han presentado como para llenar un estadio de fúrbol.

Eso sí, cada vez que he preguntado a un austral confeso por su lugar de nacimiento, la respuesta ha sido la misma:

- De Buenos Aires.

La ciudad porteña es bastante grande, así que las veinte primeras veces nada raro sospeché. A partir de ese momento, he comenzado a desconfiar. Que el noventa por ciento de mis conocidos argentinos fueran bonaerenses seía complicado; que lo sean todos y cada uno bordea la imposibilidad.

Me juego una parrillada a que Argentina no existe. Conforme sales de Buenos Aires hay un abismo sin fondo con dragones revoloteando donde el mundo llega a su fin.

El resto del país es un decorado que han instalado para presumir.
.

A 2 de Mayo de 1808

Hoy, en razón del ducentésimo aniversario de la sublevación madrileña contra el invasor francés, diversos periódicos nacionales han decidido publicar ediciones especiales fechadas a 2 de mayo de 1808. Aquí no vamos a ser menos.




Madrid, 2 de mayo de 1808.

¡Malhaya el invasor gabacho y la madre que lo fundó! ¿Pues no estaba yo intentando memorizar la Novísima Recopilación cuando esos hijos de Satanás se ponen a disparar cañones? ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Promulgar una carta otorgada que me vuelva la legislación del revés? ¿Redactar un Código Civil a la manera de su hermano Napoleón?


Por ahí sí que no paso. Como me publiquen un Código Civil, cojo el trabuco y me uno a una partida de guerrilleros.


Faltaría más.

.

Espectros

Esta mañana, mi concentrado estudio de la fianza civil se ha visto interrumpido por unos sonidos de claro origen coital. Gruñiditos, jadeos, imprecaciones: ¡ay sí!, ¡ay, no!, ¡ay! a secas y ¡ay! con lubricación... Lo normal en estos casos.

Comprobado lo difícil que es concentrarse con tal música en los oídos, he optado por satisfacer mi curiosidad y averiguar qué vecinos celebran con tanto ánimo y cuniculoso afán la festividad laboral. Cual un zahorí de coyundas me he desplazado por el hogar tratando de determinar dónde se oía el trajín con mayor intensidad y he acabado en pleno centro del salón. Descartados los vecinos de arriba por no existir y los de abajo por haberse mudado dejando el piso vacío, sólo me cabe concluir que en mi casa se ha instalado una pareja de ectoplasmas rijosos condenada a reiterar su pecado por toda la eternidad.

O eso o que construyeron el edificio sobre un putiferio indio, que todo pudiera ser.
.