Delante del más recóndito monasterio románico de la Galicia rural Starbuck ve la luz:
- ¿Has pensado, hermanito, cuánto se parece esta iglesia a la aldea de los pitufos?
- Lo dices por el tamaño, claro.
- No, lo digo porque no hay caminos que lleven a ella.
Después de tres horas dando vueltas por el monte no me sentía con fuerzas para discutírselo.
5 comentarios:
Menos mal. Piense que en la aldea de los pitufos todos son de color azul, no llevan camiseta, y además hablan rarísimo porque no tienen más verbo que "pitufar". Eso sin contar con que el gato de Gargamel te puede devorar en un pispas.
caminos en el sentido real o en el metafórico... Lo digo porque caminos metafóricos tampoco hay muchos (al menos practicables)...
Gin:
Por allí Gargamel no apareció, afortunadamente.
Beauséant:
No hay caminos, de ningún tipo. Ahí está la dificultad.
En la dificultad siempre hay recompensa, realmente mi querido capitán, yo que soy adicta a ir por donde no hay caminos, osea por el trayecto complicado, adoro estos sitios sin trayectos sencillos.... Además, siempre son más hermosos y tranquilos
Besos
jajaja... su hermano es un genio, ya se lo digo yo xD
Publicar un comentario