El diseño y la funcionalidad son, en ocasiones, enemigos declarados y acerbos. Hagamos gracia de algún ejemplo.
En cierta ocasión me hallaba cenando en un restaurante reo de inmoderado modernismo cuando la naturaleza me obligó a levantarme de la mesa en busca del excusado. Lejos de señalar la distribución de los aseos mediante el socorrido y pedestre empleo de esquemáticos figurines sexualmente disociados, el innovador establecimiento hizo uso de sendas fotografías de cítricos: a la derecha una naranja, un limón por la banda de babor. Supongo, que, inteligentes como lo son en extremo mis amados lectores, habrán deducido ya que la clave se halla en el género gramatical de los frutos: naranjitas para las señoras, limones para los caballeros. Yo, que no discurro demasiado bien en tamaños estados de necesidad, no llegué a la conclusión correcta sino después de haber aliviado penas y entrañas.
En aquel aprieto, escogí el limón sin ninguna seguridad por parecerme más masculino su agrio sabor. Una vez dentro del excusado, recé suplicando que aquella pequeña cascada fuera un urinario creativo diseñado para alivio de caballeros y no una relajante fuente destinada a recrear la vista de las damas.
Pues bien, resulta que el otro día, diseño y bilingüismo conspiraron contra mi pobre madre con el malhadado propósito de arruinar su buena reputación social. El caso es que llegó a mi casa un sobre sin remitente que contenía una bonita caja de color verde. En su interior un bote lleno de pétalos de rosa y una cartulina blanca y verde doblada en forma de acordeón. Se trataba de una invitación de boda en extremo creativa y original. Una invitación de diseño, vamos. Pero es que, además, se trataba de una invitacion bilingüe: las caras verdes contenían el texto catalán mientras que las blancas eran soporte del castellano.
Quiso la mala suerte que mi pobre progenitora, que para colmo se hallaba agobiada por urgencias diversas y no disponía de demasiado tiempo, se viera atraída por las caras glaucas en perjuicio de las blancas. De este modo, intentó descifrar un documento escrito en lengua que le era por entero desconocida sin encontrar más asidero que las palabras "cerimònia", "còctel", "sopar" y "llançament". Menos mal que resistió el primer impulso, clasificarlo como publicidad de algún inminente lanzamiento editorial y tirarlo a la basura, optando en cambio por remitírmelo para su mejor traducción.
A ver, si no, cómo le explicas a alguien que no vas a su boda porque creías que en lugar de invitarte a ceremonia, cóctel y cena te quería vender una enciclopedia ilustrada.
jueves, octubre 05, 2006
Diseño y funcionalidad
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9 comentarios:
Naranjitas y limones... no está mal, peor sería que hubieran elegido higos y plátanos, habría denotado una falta de imaginación tremenda.
Que rebuscado, ya hay que resolver acertijos hasta para ir al baño
la proxima vez que te llame a casa y te diga que hay boda sin invitacion que eso creo que no lo ha hecho nadie
Ay Capi, que verbo más loco tienes...
Un beso.
Bueno, por lo menos no te ponen como en algunos bares un tornillo y una tuerca como referentes obvios, que, la verdad, quedan bastante cachondos. Mi primo tenía puesto en la puerta del WC un cerdo de esos que parecen en 3 dimensiones que te perseguía con la mirada. Daba miedo.
No hace falta el biliguismo para provocar confusiones, porque entre el coleccionismo parental de "diotrías" y la distracción propia del no-oficio, sucenden demasiado a menudo estas cosas.
Mi madre tiene 4 pares de gafas en la casa, uno al lado de la mesilla del correo, otro al lado de la cocina, otro en el baño, y otro en el cuello colgada de una cadena.
A pesar de todo, a veces cuando la llamo me pide unos minutos para encontrar las gafas...
Un saludo.
joder que ganas de complicar la vida, es como esos mandos de algunas cosas, te vienen con dos botones para hacerlo todo, y al final el diseño es tan sencillo que acaba siendo un puto lio...
Gin:
También es verdad.
Un limón:
La vida, que cada día es más complicada.
The pressident:
Una innovación aún no vista.
Marga:
A juego con mi persona.
Jatqlz:
Olé finura por el tornillo.
Beauséant:
Los esclavos eran más fáciles de manejar. Llevo siglos diciéndolo.
Peras y manzanas... ¿qué es eso de usar cítricos? Nááá
Y lo de la invitación... no será en Toledo, ¿no?
Yo recuerdo alguna que otra puerta de baño que no veas como confunde. Pero lo más divertido me pasó en la estación de autobuses de la Avda de América, en Madrid. Me urgía la necesidad, no me fijé y me colé en el de caballeros... Claro que el de caballeros allí era para muchos caballeros... Cuando salí del servicio en cuestión, una tira de señores encarados a sus correspondientes urinarios me miro de arriba a abajo intentando descubrir si acaso no sería una de esas transexuales... Mientras mi primo y el que fuera entonces mi novio, se partían de risa ante mi cara de apuro al ser consciente del equivoco, y me decían "yo no la conozco señorita... ¿o debiera decir caballero?"
Besitos
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