En mis tiempos de universidad tenía yo la extraña y singular costumbre de emplear paradas de metro distintas para acceder a la misma y para abandonarla. Una vez, un compañero, al darse cuenta de mi proceder me preguntó el porqué. Yo, con mi mejor cara de sabio lama le respondí:
- Sigo el camino del agua… Cuesta abajo.
Es bueno tener razones incluso para ser un vago de siete suelas.
jueves, octubre 12, 2006
Haraganería Zen
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
por muy malo que seamos dar buenas explicaciones nos convierten en menos malos
Jeje... qué listo, Capitán.
Cuando yo iba al instituto, a la ida me parecía que quedaba cerca y me bajaba andando (nótese el "bajaba" porque ahí está la clave). A la vuelta, serían las horas de clase o más probablemente la inclinación de las calles, pero mi casa quedaba lejísimos: siempre subía en bus.
Cómo lo haríamos en Toledo, que es TODO cuesta arriba, por mucho que uno cambie de dirección?
La ley de la gravedad es de las pocas que se cumplen. Ir contra ella no puede ser bueno.
Está en nuestra naturaleza, lo de ser cómodos... Va a ser eso, sin duda. Eso sí, siempre queda muy bien dar explicaciones tan interesantes a preguntas absurdas, o cuanto menos, lógicas, jejeje.
Besitos
The_pressident:
Lo mío es lamanismo de nacencia.
Gacela:
Lo de Toledo es conocérselo. Lo que ocurre es que lo que parece una sóla colina son en realidad cuatro.
León:
Es malísimo.
Esther:
Soy ergonómico.
Vago tu?, vamos hombre.....
Un besote
Marga:
Son mis piernas, que como son tan largas se cansan enseguida ;)
Publicar un comentario