domingo, septiembre 02, 2007

De las dolorosas consecuencias de hacer el mono

El trabajo físico rara vez fue la ocupación de mis ancestros, quienes, por lo general, preferían ganarse el pan exprimiendo sus notables seseras, método más cómodo y descansado que adquirirlo con el sudor de sus lomos. Para que se hagan una idea, les contaré una vieja historieta familiar.

En cierta ocasión, allá por los años veinte, mi bisabuelo se vio afectado por una serie de dolores punzantes que le laceraban los diversos músculos de su cuerpo. Comoquiera que su salud había sido siempre buena y que aquellos dolores habían surgido de modo misterioso de la noche a la mañana, el buen hombre cogió el tren de Madrid y se presentó en la consulta del más célebre médico de su época, el doctor Gregorio Marañón.

El galeno auscultó a su nuevo paciente,tanteó sus músculos, indagó sus antecedentes y, finalmente, sospechando la naturaleza de la enfermedad, le preguntó por sus más recientes actividades. Cuando el preocupado toledano le comentó que había estado supervisando las labores de la siega y, de paso, echando una mano a cargar los sacos de trigo en las mulas, el célebre patólogo sentenció:

- Caballero, su mal es simple. Usted padece de agujetas.

Si alguien, como es mi caso, escucha mil veces esta historia a lo largo de su infancia aprende instintivamente a evitar los sacos de trigo como fuente de padecimiento físico y vergüenza social. Lo que uno no puede evitar es tener amigos tan deportistas, silvestres, trotones y originales que decidan despedir la soltería de uno de ellos con una expedición a un improbable circuito de sadismo deportivo llamado "Aventura Amazónica" y pasar la tarde trepando, escalando, corriendo, saltando, trotando, reptando, despeñándose, descuernándose, golpeándose las corvas y maldiciendo en hebreo masorético al tipo que invento las tirolinas.

En resumen:

- ¡Doctor Marañón! ¿Para cuándo me puede dar hora?

7 comentarios:

Bereni-C dijo...

Eso no es una despedida de soltero, eso es un putadón. Madre mía.

Pobrecito Achab ¿has probado el agua con azúcar? ¿un calmante? ¿cambiar de amigos?

Esther Hhhh dijo...

Capi, Capi, Capi.. Vos no teneis desperdicio, pero vuestros amigos menos.. Al menos no les ha dado por hacer un maratón de lectura fácil, tipo "el código civil, el mercantil y otros códigos de nuestro Derecho" o "el doctor zivago" (ya sé que no se escribe así pero ahora no recuerdo como se escribe) o "la insoportable levedad del ser" o "así hablo zaratrusta" o las obras completas de Tolstoy...

Mirad, Capi, para el estress os ha ido muy bien este día tan entretenido, y no os quejeis, que así no llegareis a superheroe y recordad vuestar personalidad secreta.. Y seguro que Ricitos de Oro está encantada, jejejeje...

Pero sigo pensando lo mismo, vuestros amigos no tienen desperdicio.. ¿y no les valía con la típica juerga con estritís y tal?

Besitossssssss

Anónimo dijo...

No sé, no sé... yo casi prefiero la tradicional despedida ésa en la que te ponen el delantal con tetas y te restriegan una titi en bolas por la cara. Los músculos que se ejercitan en esas despedidas luego no duelen nunca.

querida_enemiga dijo...

¡Es una buena anécdota!

Yo llevo más de tres años haciendo deporte regularmente y siempre siempre tengo agujetas, así que es un dolor muy reconocido... convivo con él.

Achab dijo...

Be:

He probado a amenazar al siguiente que matrimonie.

Esther hhhh:

No el novio anunció su intención de pirarse en cuanto apareciera una moza ligera de ropajes.

Gin:

¿Que no duelen? ¡Ja!

Querida_enemiga:

Yo es que juego al tenis que es mucho más descansado, leñe.

Tamaruca dijo...

:D

La próxima despedida de soltera que organizo va a ser muy similar; la sorpresa es puenting para la novia y como colofón final, paintball chicas contra chicos. Si es que somos como niños.

¡A que te divertiste un montón! ¡Dime que sí!

Achab dijo...

Tam:

Divertidísima. No sé si quedarme con la parte de resbalar en un alambre a quince metros de altura o con la de frenar la tirolina con los dientes...

Y sí, me lo pasé como los indios y quiero organizar otra excursión en cuanto vuelva a poder usar las piernas.