jueves, septiembre 27, 2007

Se ruega no disparar al monje


El 8 de enero de 793, unos ágiles barcos de vela y remo fueron avistados junto al monasterio de Lindisfarne, en el noreste de Inglaterra. Fue el primer contacto de los vikingos con el país y, la verdad, para la fama de correctos que tienen los nórdicos, no fue una visita demasiado educada. Contrariamente a la costumbre, aquellos extranjeros tan rubios y bien plantados no venían a entregar presentes al monasterio en honor a Cristo sino a robar hasta los empastes en honor de Odín y provecho propio. En el proceso de latrocinio y por no dejar las cosas a medias, los muchachotes norteños quemaron el eremitorio y asesinaron a sus ocupantes.

Toda la Europa cristiana quedó consternada. No porque hubiera gente por el lejano norte robando y matando, cosa que te podía ocurrir igual yendo de la taberna a la ermita de San Gangulfo, sino por la identidad de las víctimas. Una cosa es matar al recaudador de impuestos y esconder su cadáver en el pozo, acto un tanto brusco pero en general benéfico, y otra despacharse a una comunidad entera de monjes británicos, cosa muy mal vista en las esferas celestes y de escaso provecho para el alma. Comoquiera que por aquellos tiempos la podías diñar en cualquier momento y prácticamente de cualquier cosa, ya fuera neumonía, tifus, peste, cólera o herida inciso-contusa en el occipucio, lo mejor era mantenerse en buenas relaciones con la divinidad. En resumen, a los monjes, ni tocarlos.

Sin embargo, en Escandinavia costó que se extendiera la idea. Hasta que a un tal Olaf el Santo, Rey de Noruega, no se le metió en la cabeza cristianizar a sus compatriotas a colleja limpia, desvalijar monasterios fue un deporte de práctica frecuente y considerable aceptación entre los normandos. Conste no obstante que, para entonces, habían pasado ya 200 años de violencia y los calendarios acababan de señalar el año 1000.

Otros mil años más tarde, donde la han tomado con los monjes es en la antigua Birmania, pero esta vez no les sacuden para robarles el oro -la mayor parte de los clérigos birmanos no poseen más metal que la escudilla con que solicitan limosna- sino por pedir democracia y libertad. Las motivaciones cambian con el tiempo, según se ve.

El país asiático, por esas cosas de la modernidad, ya no se llama Birmania. Ahora, vaya usted a saber por qué, se escribe Myanmar y se pronuncia como se pueda, pero, a pesar del nuevo nombre, el lugar sigue como siempre: llenito de templos budistas, monjes vestidos de rojo y mandamases militares que mangonean el país. Los citados monjes, entre sutra y sutra se han dado cuenta de que resignarse ante la opresión, aunque excelente para el karma, es mala praxis para arreglar el país. En consecuencia, se han echado a la calle a pedir reformas democráticas.

La consecuencia de la consecuencia es, en cambio, un tanto más cafre y dolorosa. Los prebostes de Myanmar, que no comparten el entusiamo democratizador de la clerecía, han optado por expresar su negativa del modo tradicional: emplazando ametralladoras y asesinando los manifestantes. Para rematar la faena, han entrado a saco en los templos más sagrados del lugar y arrestado a unos cuantos centenares de monjes, lo cual ha indignado a la fervorosa población del país y es preludio probable de nuevas manifestaciones, disturbios y matanzas.

¡Encantador panorama! Esperemos que esta vez, tarden menos de 200 años en asimilar que asesinar monjes y violentar monasterios es tarea de bárbaros inciviles y sanguinarios normandos.

7 comentarios:

Tamaruca dijo...

Suponiendo que algún siglo lo asimilen...

Gaby dijo...

Esto es algo que en verdad no entiendo. Miles de personas marcharon pacificamente junto a los monjes para pedir libertad y democracia y terminan recibiendo encambio la muerte o siendo arrestados... ¡Dios, que terrible!.

Esther Hhhh dijo...

Así va el mundo, de mal en peor, para una religión cuyos monjes no van pacificando a la fuerza y convirtiendo a golpe de amenaza... Si es queeeeeeee....

Besitos

Zifnab dijo...

En fin, a ver si mandan a tomar por culo a los milicos. Estos no tienen petroleo así que a Occidente no se le ha perdido nada allí. Allá se las compongan. Lo peor es que hasta entiendo a los bastardos de los militares. Supongo que porque nosotros hacemos cosas similares pero más sutiles

Myanmar se llama así por que es el nombre del país en su lengua. Se llamaba Birmania por los franceses (o los ingleses o quien estuviera). Es como Pekin y Beijing. En fin, ya me las he dado de listo, ya me voy.

Se feliz

Ginebra dijo...

Hombre, son presa fácil así que normal que la tomen con ellos. No van a tomarla contra unos bestiajos que les respondan a bombazos a la primera caña que metan. Si tienen la posibilidad de recibir también la cosa pierde mucha gracia, supongo.

Anónimo dijo...

La cola se me debe haber puesto un pelín azafrán. Lo mismo también por aquí se ha averiado algún cable submarino que da problemas con Internet...........

Achab dijo...

Tamaruca:

Que ya va para largo.

Gaby:

Se llama autoprotección del puesto de mando.

Esther:

Hay más de una de esas religiones, pero sí que suelen acabar mal.

Zifnab:

Ingleses, pero la historia del nombre del sitio es un tanto complicada. De hecho la voy a contar hoy.

Ginebra:

Pue sno está mal pensado.

Sirenita:

Eso es de la depilación, que irrita.