Por estas nuestras Españas, unos valientes desencantados tratan de organizar un nuevo partido político sin desanimarse por el previsible morrón electoral que les espera. Aprovechando la excusa voy a poner en marcha la máquina del tiempo y contarles la curiosa historia de Theodore Roosevelt y el "Partido del Alce".
A pesar de su considerable parecido con los koalas, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt era un tipo sumamente activo e infatigable. Cualquier otro, después de pasar siete años en el cargo (1901-1908) y haberse quedado tuerto practicando el boxeo se hubiera retirado a su casita a beber té con lima y dictar sus memorias. Roosevelt, en cambio, se organizó un faraónico safari africano.
Cuando se hartó de balear bichos regresó a casa, puso su ojo -el que le quedaba- a inspeccionar la política local y se enfadó notablemente. Su sucesor en la presidencia, William H. Taft, republicano como él, se había deslizado hacia posturas muy conservadoras que don Teodoro aborrecía. Roosevelt, que se consideraba un Republicano Progresista, signifique eso lo que signifique, decidió que en las elecciones de 1912 él mismo volvería a disputar la presidencia. Como los Republicanos prefirieron nominar a su rival, que para eso era el presidente de la nación, Mr. Theodore y sus partidarios se liaron la manta a la cabeza y fundaron su marca electoral propia: el Partido Progresista, cuyo principal aunque inconfeso objetivo era dejar mal al presidente Taft.
El nombre del partido era un poco soso, pero, afortunadamente, les duró poco. Un día, un escéptico periodista, al ver la oronda silueta del candidato, se atrevió a cuestionar que Teddy-Bear Roosevelt estuviera aún para trotes tan fatigosos. Enfurecido, el aludido respondió:
- ¡Qué dice, hombre! ¡Estoy tan fuerte como un alce!
La frase hizo gracia y el partido fue desde entonces conocido por el nombre del bicho. Tal vez alguien debería estudiar si, al margen de la incomodidad, conviene, para conjurar la buena fortuna, sustituir las patas de conejo por ancas de alce, pues el cuadrúpedo se reveló un animal súmamente afortunado. Tanta suerte atrajo que, durante un mitin electoral, un enajenado disparó contra el candidato y la bala se encajó en el estuche de sus gafas. Roosevelt se llevó la mano al pecho, exclamó: "¡hace falta más de un disparo para matar a un alce!" y prosiguió con el acto.
En la votación final, los del alce multiplicaron por once los resultados de Taft (88 delegados contra 8), lo cual debió de alegrar enormemente al orondo don Teodoro. Menos le debió gustar que Woodrow Wilson, el candidato democrata obtuviera 435, que son delegados de sobra como para tumbar a una manada de alces creciditos.
Pero, en fin, no se puede tener todo. El objetivo era fastidiar al tal Taft y obtener 8 delegados de 531 posibles debe de doler más que topetazo de alce.
Por cierto, antes de que pregunten quién es quién en nuestro equivalente nacional les anticipo que no tengo ni la menor idea; aunque, la verdad, no me imagino yo a ZP con 8 miserables diputados.
jueves, septiembre 06, 2007
El partido del Alce
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6 comentarios:
Un republicano progresista en USA debe de ser algo así como un republicano conservador aquí, pero al contrario aunque igual de frecuente.
Capi, ¿quieres decir que es sano saber tantas cosas? ¿No te duele la cabeza? Eres mi ídolo, tío.
Muy interesante la historia, del safari de Roosevelt ese cuenta Javier Reverte en uno de sus libros de viajes por África.
Lo demás es de traca, menudos egos. Y Wilson fue por cierto de los mejores presidentes que ha habido en EE.UU.
Lo de republicano progresista qué es????
Ángel:
Mismamente. Claro, que los demócratas sureños de 1912 eran poco menos que miembros honorarios del KKK. Cosas que pasan, tiempos que cambian.
Querida_enemiga:
Me duele la cabeza y cantidad. Es el precio que hay que pagar por estudiar mucho y dormir poco.
León:
No fue nada malo, no.
Gin:
Hmmm... pues Roosevelt y sus amigos mayormente.
A propósito de los "republicanos progresistas": es que en EEUU las cosas no han sido siempre como ahora.
Curiosamente (lo dicen los libros de historia) en el S. XIX y a principios del XX los republicanos eran los progresistas y los demócratas los reaccionarios... opuestos, p. ej., a la abolición de la esclavitud (Lincoln no era en vano republicano).
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