De los logros inconmensurables del sabio legislador

"Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi!"

Giuseppe Tomasi di Lampedusa

De los muchos motivos que pueden mover al legislador, el ánimo de quedar bien con todos no es el más inhabitual.

Andaban reunidos los Estados Generales, ocasional parlamento del absolutismo francés, cuando los representantes del tercer estado -profesionales, leguleyos y otras gentes de burgués vivir- se dieron cuenta de un fallo capital en el sistema. Aquel parlamento a tiempo parcial votaba por estamentos y, siendo en general comunes los intereses de la nobleza y el clero, no existía modo humano de aprobar las reformas que pedía el estamento popular.

¿Que se votaba la supresión de privilegios nobiliarios? Se rechazaba la propuesta por dos votos contra uno. ¿Que era el diezmo lo cuestionado? Dos a uno también.

Los representantes del tercer estado, hartos de la situación, acudieron al Rey Luis solicitando una doble reforma:

- duplicar los representantes del pueblo; y

- establecer el voto individual.

El Rey se lo pensó con cuidado. Si ignoraba la petición, los burgueses se amolarían. Si la aprobaba, nobleza y clero se lanzarían a su yugular. En un detalle de equidad digno del primo macarra de Salomón, el monarca duplicó los representantes ciudadanos.... y les negó el voto individual.

Tal falta de mano izquierda acabó por generarle al monarca la pérdida subitánea del apéndice craneal, pero eso es otra historia y no procede contarla aquí. En el presente artículo, lo procedente es constatar cuánto hemos avanzado en la técnica de legislar para el telediario, la fotografía y la publicidad.

¿Se acuerdan de las listas paritarias? ¿Recuerdan la Ley de Igualdad? Pues gracias a tan certera lanzada en el corazón de la falocracia el número de diputadas con acta en el Congreso ha pasado del oprobioso y discriminatorio 126 de la legislatura pasada al glorioso e igualitario 126 de la actual.

Esta le hubiera encantado al Rey Luis de Borbón.
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