Sir Oswald, diga patata
La bandera, pese a todo, tenía su aquel
No obstante, hay algo que se le daba mejor a Sir Oswald que el fascismo. Como político sería una nota a pie de página en el libro de la Historia, pero como fornicador incansable Mr. Mosley era un garañón de primera.
Por resumir la parte oficial de su historia amorosa, sir Oswald:
- se lió con Mary Irene Curzon, hija mayor de Lord Curzon de Kedleston;
- cuando todo el mundo esperaba que se casara con ella, Sir Oswald dio la campanada y se casó con su hermana mediana, Cynthia;
- durante su matrimonio, por eso de llevarse bien con la familia política, Oswald se encalomó a la hermana pequeña -Alexandra- y a la madrastra de ambas, Grace.
- fallecida Cynthia de una peritonitis, Oswald se consoló en los brazos de Diana Miltford, que pasaba por ser la mujer más bella del país y que terminó de conquistar al protofascista inglés presentándole a Hitler en Berlín.
Mrs. Mosley con cara de susto
Hijo de Diana y Oswald es el actual presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, Max Mosley. Prescindiendo de la política y sus servidumbres, el nene ha dedicado lo mejor de su vida a organizar carreras de coches y forrarse en el proceso. No era mal plan, la verdad, pero sus genes, por lo que se ve, no estaban demasiado satisfechos con él. Los coches son entretenidos, pero un Mosley que se precie necesita algo más si pretende alegrarse el día.
Así, para acallar sus más secretos impulsos don Max se organizó una fiesta privada con alcohol, prostitutas y uniformes de cuero. Desgraciadamente, el concepto "privada" se desdibujó un tanto cuando alguien coló una cámara. La prensa británica, tan sobria ella, ha publicado unas interesantes fotografías donde Mr. Max, atado a un potro, espera a que cinco suripantas vestidas de nazi le calienten los cuartos traseros.
Lo dicho: la cabra tira al monte y la Historia se repite en versión paródica.
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